sábado, 14 de mayo de 2011
Por la cándida adolescencia
Cuando ganaste la gran carrera, el pueblo entero salió a aclamarte. Jóvenes y ancianos te victoreaban mientras a hombros te llevábamos. Sabio aquel que sabe escapar pronto de allí donde la gloria no perdura, pues auque pronto crece el laurel mucho antes que la rosa se marchita. Pero tú no seguirás el camino de aquellos que malgastaron su gloria, corredores cuya fama se extendió, aunque su nombre perduró menos que ellos. Ante esa joven cabeza laureada, contemplarán tu cuerpo inerte y descubrirán entre los rizos de tu pelo, una guirnalda aún sin marchitar..
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