sábado, 26 de septiembre de 2015

Guzheng


Porqué le interesaba tanto aquella ciudad lejana?

No lo comprendía, estaba al otro lado del planeta, ni por asomo habría viajado allí y de repente sentía la llamada del humo, las luces y el olor a comida callejera.  Había echado una lagrimilla que otra en los últimos años pero nada importante para dar tal cambio a su vida. Si cerraba los ojos por las noches podía ver el neón de los carteles y las aceras ennegrecidas por el paso de los vehículos y los transeúntes. Podía ver su vida debajo de un gran gorro de paja y unas sandalias desgastadas. Veía el fluir del tráfico y de la gente de rasgos extraños para ella.  Aun así se sentía bien y en paz, no se sentía extraña. Qué sensación tan rara que del caos más absoluto brote la paz más calma. Las diferentes lenguas y razas se mezclaban en los callejones como la más absoluta selva con los altos y brillantes rascacielos. Se mezclaban también  las historias de nativos y extranjeros, y en ocasiones hasta sentía cómo se mezclaban las miradas y los corazones. Podía leerse mucho en aquellos ojos rasgados y cansados de la luz eléctrica y el polvo de aquella ciudad intermitente.
La casualidad hizo su trabajo y aquel encuentro fortuito con “La indio”, una tienda de compra venta de música y libros, le abrió las puertas a un mundo que sin darse cuenta brotaba de su interior a borbotones. Escogió al azar un disco de un instrumento oriental llamado Guzheng. 
-Qué raro! Voy a llevarlo. Pensó después de darse cuenta que no había otra cosa más interesante, y de repente sintió la llamada nómada. Como la golondrina sabía que tenía que emprender su viaje, ella sabía que su sitio no era aquel. Aquellas melodías extrañas le hacían transportarse lejos y olvidarse del ruido interior de la vida cotidiana.
Cuando acababa la música, acababa la magia. Desde su cama, miraba a lo lejos  a través de la ventana y pensaba que nada en el mundo podía ser peor que anclarse en lo que ya era su pasado.

Todos tenemos sueños que nunca cumpliremos, pero tenerlos ya es soñar, y eso al fin y al cabo es lo más importante.

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