Hamlet, dominado por las emociones, no sabe resolver sus propios dilemas. Quiere descubrir la verdad, pero todo termina en catástrofe. Quiere restituir el caos a un orden, pero muere.
domingo, 23 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
Autodestrucción
Autodestrucción como método de protesta. Cuando uno profundiza en si mismo, cuando entra en contacto con las percepciones más hondas de su mente, imposibles de compartir con los demás, la reacción tiene un efecto. Un efecto en forma de protesta ante la indiferencia o la falta de conocimiento por parte de los demás de ese problema inexplicable pero existente. En ese punto la irracionalidad gana a cualquier otro tipo de forma general de percibir tu alrededor y tu mente se convierte en el peor de tus enemigos. Ahí aparece la autodestrucción. Mental o física, pero autodestrucción en el sentido más grande y más literal de la palabra: la destrucción de uno mismo. En la autodestrucción misma se encuentra una vía de escape sin sentido aparente pero que en el momento sirve de liberación a corto plazo. El sentimiento de rabia inexpresable y de más absoluto dolor se expresa en paradigma contra uno mismo, convirtiendo su día a día en una obcecación permanente y haciendo de su método de vida la destrucción en si misma. Cómo liberarse ante ese galimatías, esa oscuridad que atenaza al ser y no es explicable, no es clara. El sujeto se libera autodestruyéndose creyendo en su más hondo pensar que es él mismo el que no encaja en la sociedad. La misma sociedad que marca lo bueno y lo malo del individuo como tal, y que nos da percepciones totalmente infames de lo que realmente debería ser nuestra vida.
sábado, 8 de enero de 2011
Ámbar y debilidad [Caravan-Blur]
Un pequeño aire country daba paso a una voz rota por los excesos, como cantada en directo a través de la radio, o en un club perdido de Norteamérica. Una melodía tranquila, perfectamente quieta. Un toque electrónico a la vez y distorsiones suaves, con sonido de jazz, un sonido de recuerdo lejano. De paseos por el campo, de hojas caídas en matices ámbares y ocres en todas sus tonalidades. De repente otro matiz. Ahora, unas chispas de sonido de alguna melodía asiática se entremezclaban con la voz, dejándose fluir derrotada y evidenciando el alto contenido emocional. Toques que descolocaban la anterior imagen y que añadían un toque desconocido y oriental. Después todo volvía a la normalidad, introduciéndose otra vez en la visión anterior. Aunque la voz cada vez decaía más y más. Impresión de cierto cansancio, un agotamiento quizás moral. Entraban en acción un acordeón e instrumentos de viento madera. Subiendo de volumen cada vez más y más mientras la voz cada vez disminuía en intensidad resquebrajándose por completo llegado a un punto álgido. La emoción embargaba a la persona que había detrás de esa voz. El acordeón seguía sonando, esta vez sin la voz ya desaparecida.
Luego todo volvía a la normalidad. La voz volvía a pronunciarse y los instrumentos, ésta vez tocaban con total armonía, mezclando sus matices y tonalidades. Adaptándose a la voz perfectamente acompasados, magistralmente rítmicos, para desaparecer en su fin, como todas las cosas.
Luego todo volvía a la normalidad. La voz volvía a pronunciarse y los instrumentos, ésta vez tocaban con total armonía, mezclando sus matices y tonalidades. Adaptándose a la voz perfectamente acompasados, magistralmente rítmicos, para desaparecer en su fin, como todas las cosas.
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